Martes 13/5/25
Sábado 10/5/25
Mi psicólogo ayer me dijo que siempre voy a actuar en consecuencia a mis pensamientos mágicos, ya sea que haga lo que me dictan o todo lo contrario, incluso en la inacción. Todo está influenciado por ellos. Bastante deprimente. Últimamente están medio fuera de control y eso me incomoda. Me dijo que es entendible porque estoy en una situación estresante, que lo preocupante sería que aparecieran en medio de la calma. Me dejó un poco más tranquila pero aún así siento que estoy presa de los pensamientos intrusivos y sus cábalas. Y me resulta insoportable estar a su merced. Quisiera ser libre en mis decisiones.
Empecé "Sigo aquí" de Maggie O'Farrell, donde en diferentes ensayos cuenta sus encuentros cercanos a la muerte. Leer algo tan atrapante y bien escrito me hace pensar que los que están en contra de la "autoficción" son unos viejos meados. Usar la experiencia personal para hacer narrativa está lejos de ser una novedad y lo importante, como siempre, como en todo género, es que esté bien escrito. Criticar a toda esa etiqueta porque te hayas encontrado casos escritos con las nalgas es medio ridículo.
Levemente relacionado con lo anterior, terminé la antología de poetas latinoamericanas "pedir un deseo, prenderle fuego". Una autora por cada país, gran idea. Lástima que muchas (muchas) de ellas caen en esa categoría de poetas empachadas de realidad y carentes de juegos con las palabras. Pero como dije antes, sería ridículo de mi parte ponerlas a todas en la misma bolsa. Algunas de ellas hacen poesía linda de verdad. La panameña Magdalena Camargo Lamieszek, la hondureña Lucía Santos, la guatemalteca Victoria Margarita Colaj Curruchiche, entre otras. No voy a dar nombres de las que no me gustaron, del mismo modo que no califico los libros que no me gustaron en Storygraph. No me pasa lo mismo con las películas. Supongo que tendrá que ver con que yo también escribo.
Miércoles 7/5/25
El lunes entregamos, finalmente, las llaves del viejo departamento. Se siente liberador. Ya está.
También ese día terminé de leer "La casa junto al mar" de May Sarton. A diferencia de sus otros diarios, en éste no estuve tan de acuerdo con sus opiniones. Hay algunas en las que estoy en la vereda opuesta, de hecho. De todos modos, es una buena lectura, como siempre. Da gusto leerla, sobre todo en ese momento tan feliz que atravesaba, pese a tanta muerte a su alrededor. Sus reflexiones sobre el envejecimiento y la muerte en sí me parecieron muy interesantes y se quedaron conmigo.
Esta ola de calor me ha hecho pensar, más que nunca, en el esfuerzo que supone, a medida que envejecemos, el mero hecho de seguir vivos. El jardín, que hay que regar a diario, se impone ahoa mismo como un calvario, más que un placer. Y me veo haciendo exactamente lo mismo que hacía mi madre: comprando, en un arrebato de entusiasmo, un montón de plantas que luego apenas tendré fuerzas para cuidar, y cultivando nuevos parterres que depsués habrá que mantener. El espíritu sigue brotando a chorros, pero la maquinaria empieza a deteriorarse.
Me gustaría encontrar una solución a la acumulación de cuadernos que uso como diario. No, no voy a empezar a escribir mi diario en digital. Estoy considerando un midori pero todos los que veo son feos. Quizás cuando aparezca el indicado.
Si tan solo pudiera tener este Traveler's Notebook...
Lucho, lucho con fuerza, contra mi peor enemigo en estos momentos ansiógenos: el pensamiento mágico. Años y años viviendo bajo el rigor de las cábalas. Algunas son más simpáticas que otras por su inocuidad (como durante el Mundial del 2022, que no podíamos ver los partidos de Argentina en el mismo lugar y que siempre tenía que estar vestida con distinta ropa).
Pero la mayor parte del tiempo esos pensamientos se manifiestan como amenazas: si las condiciones cambian, el resultado será negativo o más bien trágico. Generalmente pienso que debería mantener las cosas como estaban cuando algo salió bien. Por ejemplo, si me fue bien en una entrevista laboral y en mi celular tenía una photocard en particular, no puedo cambiarlo. De no cumplir con esta autoimposición, no voy a conseguir ese trabajo. Son detalles que no puedo cambiar. Si lo hago, si cambio de decoración o muevo los libros y papeles que tenía en el escritorio cuando todo salió bien, ahora todo saldrá mal.
Y ya me cansé de vivir sujeta al miedo irracional. Cambié de photocard, tiré papeles, sumé libros al escritorio. Me digo en voz alta "No funciona así la vida". Porque una vez que le abrís la puerta a que te controle el pensamiento mágico, todo escala hasta llegar a terrenos más peligrosos, como la repetición obsesiva de actos (que a veces hago, no voy a decir que no) para evitar que ocurra una tragedia imaginaria. Si me sale mal algo, no será por tener distintos papeles en el escritorio o repetir una prenda de ropa. Tengo que mentalizarme y dejar de darle rienda suelta a esos pensamientos.
Domingo 4/5/25
Lo de Lady Gaga anoche en Copacabana me dejó obsesionada. Me desperté pensando en ella y en su impacto. Enorme.
Viernes 2/5/25
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